La Opinión del Partido

Posibles claves del futuro pacto educativo

Autor: Bienvenido Mena Merchán,Coordinador de Estudios y Programas del PP de Salamanca | Fuente: www.ppsalamanca.es

 

Como ha dicho nuestra Secretaria General María Dolores de Cospedal en el PP "estamos gravemente preocupados por la realidad educativa española. Y consideramos que su mejora es una prioridad nacional". La situación actual de nuestro sistema educativo "está provocando la marginación de amplias capas juveniles que carecen de una preparación suficiente para incorporarse al mundo del trabajo". Por ello –continua– el pacto debe partir de un diagnóstico riguroso y veraz de la situación educativa española.

Esta razón hace que desde el Partido Popular creamos que el tan ansiado pacto deba ser un gran acuerdo que establezca un marco en el que sea posible educar con libertad, en la tolerancia y en el respeto, proporcionando calidad a la ya maltrecha educación española. Y que ésta deje de ser un campo de batalla ideológico y político.

Por este motivo un buen punto de partida para ese gran pacto educativo debe ser la Constitución Española, concretamente su artículo 27. En él se incluye el derecho a la educación, la libertad de enseñanza y de creación de centros docentes, el derecho de los padres a formar a sus hijos, la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza básica…

La libertad de enseñanza implica que los padres puedan elegir de verdad a qué centro escolar van a llevar a sus hijos. Pero también supone acabar con la dicotomía ‘público-privado’ y considerar tan válida (‘un servicio público’, que diría la LOE) la educación de iniciativa social como la estatal. Y acabar de una vez con el rancio discurso de que el Estado es el titular de la educación y se lo deja un ratito a quien él quiere.

Pero la libertad de enseñanza, exige un escrupuloso respeto al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones. Naturalmente, con el límite del sentido común y del ejercicio de los derechos humanos (que nada tienen que ver con ‘los nuevos derechos’).

Junto a la libertad, el gran eje de un futuro pacto educativo, sería el ‘para qué educar’, un aspecto que la Constitución formula en el artículo 27.2 al afirmar que «la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales».

En una sociedad pluralista no puede decirse mucho más: se trata de formar personas y que sean aptas para la convivencia. Sin más. Por supuesto que es un mínimo que las familias y la sociedad deben desarrollar con toda libertad sobre supuestos antropológicos y morales (religiosos o no) en los que el Estado no debe interferir.

Un aspecto que no aborda explícitamente la Constitución Española es el de la calidad de la enseñanza. Quizá porque en el año 1978 las prioridades eran otras y el nivel académico de nuestro país era más elevado. Ahora, más de 30 años después, la pedagogía constructivista y una igualdad concebida como igualitarismo han convertido la enseñanza española en una de las más retrasadas de la OCDE.

Y en esto de garantizar la calidad si tiene responsabilidad el Estado, la sociedad y lo que comúnmente se llama ‘comunidad educativa’, incluidos los profesores, los titulares de centros y los padres. Pero el Estado ha promulgado las leyes y es evidente que la LODE y la LOGSE han dibujado un marco muy poco favorable a la enseñanza de calidad.

Otra cuestión no menos desdeñable es resaltar la importancia del esfuerzo y el mérito, hoy por hoy, conceptos extemporáneos cuando no vergonzosamente desvalorizados en la comunidad educativa, incluidos algunos docentes, partidarios a toda costa del ‘café para todos’, que insisten tenazmente en la llamada ‘igualdad de oportunidades’ (entiéndase ‘igualar por abajo’) y en lo lúdico como método de aprendizaje, lo cual no excluye que, en determinadas circunstancias, se pueda aprender experimentando, aunque ello no sea la norma, sino la excepción; antes bien, todos sabemos que se requieren largas horas de estudio, concentración y dedicación para conseguir resultados positivos.

Insistamos, pues, en responsabilidades y obligaciones, en deberes y autoexigencia, aunque ello comporte, me temo, cierto tufillo impopular.
Han sido las Cortes de Castilla y León las primeras de nuestro país en aprobar una PNL para que este pacto educativo sea una realidad cuanto antes (a propuesta del Grupo Popular), síntoma inequívoco de que el Partido Popular de nuestra Comunidad y sus gobernantes consideran el mismo prioritario para acabar con muchas situaciones de desigualdad social e incluso de marginación.

La educación es la base de la sociedad y también de la economía, por lo que el anuncio de este pacto ha sido muy bien recibido. Desde nuestra Comunidad apoyamos (como ha dicho nuestro presidente, Juan Vicente Herrera,) todos los acuerdos que doten al sistema educativo de la estabilidad de la que ha carecido en los últimos años, reclamamos la necesidad de “apoyar y fortalecer la figura y el papel del profesor, reforzar la implicación de las familias en el proceso educativo” y “garantizar la igualdad de oportunidades en la educación”. Precisamente, hay que destacar la labor del profesorado con el firme “compromiso de ofrecerles, además del reconocimiento y respaldo a su esencial función, el mayor grado de estabilidad laboral”.

Además de estos elementos importantes para la mejora del sistema educativo, es necesario establecer una serie de de objetivos prioritarios, tales como la apuesta por las lenguas extranjeras, el refuerzo de en el uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, la garantía de la formación común y un currículo básico en todas las etapas, así como un acuerdo con el sector editorial “para que todos los chicos tengan garantizada la igualdad de conocimientos residan donde residan”.

A todo lo dicho anteriormente hay que unir cambios en los criterios de evaluación, el fomento de la FP ligada al mundo del trabajo y de gran calidad tecnológica, así como la negociación con las comunidades autónomas de una estrategia nacional de educación y que exista un fondo de cohesión que ‘garantice la equidad en el territorio nacional’ para reducir el abandono y para mejorar los resultados en las materias instrumentales.


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Bienvenido Mena Merchán
 
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